“Creemos que los valores nos diferencian, son nuestro ADN”, anunció Ángeles Tejada, la  directora de Public Affairs de Randstad, al presentar la gira de Randstad Valores. También fue la encargada de dar la bienvenida a los asistentes y presentar a los protagonistas de la noche: Lary León y Álvaro González-Alorda.
Álvaro González-Alorda empezó hablando de su familia, que le ha servido de muchos aprendizajes a lo largo de la vida. “No hay nada más persuasivo que un hermano mayor diciéndote lo que tienes que hacer” y lo equiparó en la vida de los adultos y la capacidad de influir y persuadir a los demás. Pero “¿qué determina nuestra capacidad de influir en los demás?” preguntó al público. La capacidad de influir en los demás consiste en ser capaz de inspirarlos y cambiar sus hábitos. Y esto implica una transformación.
Una de las cosas más importantes para inspirar a los demás es saber afrontar conversaciones a la cara y González-Alorda afirmó que no hay nada más transformador porque vivimos en una sociedad donde cuando tenemos que tener conversaciones difíciles nos refugiamos a través de pantallas (mensajes a través de whastapp, emails…), pero no las enfrentamos cara a cara.
Álvaro, para despedirse de todos los asistentes, dio un consejo: “posiblemente todos tenéis una conversación pendiente con alguien. Escoged una de ellas, enfrentaos a ella y transformarla en una conversación inspiradora”.
Lary subió al escenario con una amplia sonrisa que le caracteriza. Muchas personas se preguntarían por qué sonríe Lary ya que nació sin brazos y una pierna y aparentemente eso es sinónimo de una vida difícil. Sin embargo, ella tiene otra forma de pensar y prefiere darle siempre la vuelta a las cosas y quedarse con el punto de vista optimista: “¿por qué no sonreír?”.
Y esta visión optimista de la vida es la que ha hecho que Lary consiga todo lo que quiere, que nunca vea límites y siempre metas. Desde pequeña, aún cuando luchaba por manejarse con prótesis ortopédicas soñaba con ser bailarina, como su hermana. Y la clave está ahí, defendió Lary, en que nadie jamás te diga que no puedes hacer algo.
Además del optimismo, la actitud que tenemos es fundamental. “Todo se contagia, la actitud positiva pero también la negativa”. Por eso defiende la sonrisa, las buenas palabras y la empatía, para que entre todos, consigamos que lo bueno trascienda y se multiplique.
 
Lary cerró su ponencia animando a que todos usemos una herramienta que tenemos a nuestro alcance, que es gratuita, ecológica y que transforma vidas: la sonrisa.