Minera los Frailes (MLF), titular de los derechos mineros adjudicados en el concurso internacional de Aznalcóllar, lidera un proyecto emblemático en la gestión ambiental y sostenible del agua en el sector de la minería. La compañía -que ya ha recibido el dictamen ambiental favorable- ha elevado la inversión global del proyecto a lo largo del proceso de tramitación en 100 millones de euros (inicialmente era de 350 millones y según las previsiones actuales rozará los 450 millones) para incluir una estación depuradora de agua de última generación, que se une a la promoción de una nueva red de infraestructuras para la gestión hídrica del proyecto. Con ello, resolverá definitivamente el problema generado por los pasivos ambientales heredados de la antigua operación minera.

“El entorno minero de Aznalcóllar engloba una serie de elementos mineros abandonados heredados de explotaciones anteriores, que han supuesto durante los últimos años un problema para la sociedad y para la Administración Pública, especialmente por la gestión del agua”, afirma Miguel Ángel González, director de operaciones de Minera Los Frailes. El agua de lluvia se contamina actualmente al contacto con las casi 500 hectáreas de escombreras mineras, haciendo necesaria su depuración para su devolución al dominio público. “Esta realidad es un problema ambiental existente y muy poco conocido por la sociedad, que ha sido, es y será independiente a la existencia del propio Proyecto Minero de Los Frailes, que se diseña precisamente como la solución óptima para la resolución de este problema de forma sostenible”.

Frente a ello, Minera Los Frailes va a materializar “la solución real más completa y definitiva a todos los problemas ambientales existentes desde hace 26 años en el complejo minero abandonado”. Esta futura actividad de Minera Los Frailes en Aznalcóllar “es plenamente respetuosa y compatible con el mantenimiento de la calidad del agua del Guadalquivir, y no compromete ninguna de las actividades que se realizan en el entorno de su cauce, tal como ha quedado constatado en un proceso de tramitación ambiental largo y minucioso”. La futura operación cumple rigurosamente con la normativa europea de calidad ambiental de aguas superficiales, una de las más exigentes del mundo, y ha sido sometida a controles adicionales que refuerzan las garantías de un total respeto al medio ambiente, como ha ocurrido con el Informe de Admisibilidad exigido por la Secretaría General del Agua de la Junta de Andalucía.

En 2013, el Parlamento Andaluz aprobó por unanimidad el concurso del Proyecto Aznalcóllar para que la gestión de los pasivos ambientales del entorno de Aznalcóllar, especialmente del agua, así como la restauración global del área, quedaran vinculados de forma inseparable al desarrollo y ejecución de un proyecto minero desarrollado con las mejores técnicas disponibles propias del siglo XXI. Tras seis años de tramitación se ha analizado detalladamente por parte de las autoridades competentes todos los aspectos del proyecto, dando lugar a un perfeccionamiento sobre el planteamiento inicial y elevando la inversión (hasta los 450 millones de euros) para reforzar la seguridad. Ha sido un proceso transparente en el que la compañía ha respondido a todas las alegaciones planteadas por los diferentes actores que han participado en el proceso.

El proceso de tramitación desarrollado desde 2018 garantiza el cumplimiento de toda la Normativa Europea, Nacional y Autonómica vigente; en el que están participado técnicos cualificados de todas las administraciones implicadas: aguas, medio ambiente, minería, cultura, etc.; e incorpora mecanismos de control que garanticen en todo momento el cumplimiento de la normativa.

“Minera Los Frailes se ajusta a las nuevas exigencias de un riguroso proceso de tramitación ambiental que garantiza la seguridad y la sostenibilidad de sus operaciones”. Tras quedar obsoleta la antigua planta de tratamiento operada por la Junta de Andalucía hasta 2014, se hace necesaria la construcción de la nueva planta de última generación que asegure el cumplimiento de los parámetros químicos en niveles de calidad que cumplen satisfactoriamente los exigidos en la normativa actual. El desarrollo de esta parte del proyecto ha sido llevado a cabo conjuntamente por empresas andaluzas de primer nivel como AYESA e INERCO, junto a otras líderes mundiales del sector.

El efluente íntegramente depurado con tecnología de última generación se trasladará mediante un emisario de 30 kilómetros hasta el Estuario del Guadalquivir que estará permanentemente monitorizado para asegurar la calidad del agua. Se ha diseñado un Plan de Vigilancia independiente a la empresa, en el que un laboratorio acreditado tomará diariamente muestras de la calidad del agua depurada y del medio receptor, reportando a la administración y confirmando continuamente y en tiempo real el cumplimiento de las Normas de Calidad Ambiental fijadas por Europa, que en estos momentos son las más exigentes del mundo. “El análisis diario del Plan de Vigilancia es una propuesta garantista que surge de la propia empresa, ya que la directiva europea establece una exigencia de un muestreo al mes”.

“El proyecto cumple con los requisitos de minería moderna con reducción del impacto ambiental, desarrollo de una economía circular y compromiso con la comunidad del entorno, cumpliendo con el impulso de desarrollo sostenible y uso de las mejores técnicas disponibles”, sostiene Miguel Ángel González. Se trata de un minado de interior que evita el impacto visual de la minería desarrollada hasta ahora en el entorno. Está pensado para generar la menor huella hídrica posible, valorizando el agua de pasivos para el consumo del proceso metalúrgico. También se elimina la existencia de presas de lodo al aprovecharse éstos en el relleno de la mina interior y la restauración de la corta de Aznalcóllar.

En paralelo, se está desarrollando el estudio de proyectos de economía circular como la extracción de metales del agua contaminada que genera el medio; y el desarrollo de suelos remediadores que permitan la restauración futura de toda el área impactada existente. Haciendo así posible la restauración global del área, que se desarrollará a lo largo de la vida útil de la mina y se presupuesta en 80 millones de euros. Está restauración logrará eliminar los costes de gestión de pasivos en el futuro.

La actividad de Minera Los Frailes generará 2.000 empleos a lo largo de la vida útil del proyecto, estimado inicialmente en veinte años. En paralelo, el proyecto también incorpora un fondo de desarrollo de 30 millones de euros para que sea posible generar empleo y economía más allá de las actividades vinculadas a la industria minera. El plan está concebido como un proyecto de restauración ambiental que garantiza la plena recuperación del entorno de Aznalcóllar. Donde ahora hay un paisaje marcado por los pasivos ambientales de las antiguas explotaciones, se generará un nuevo hábitat natural, con actuaciones que serán desarrolladas a lo largo de la vida de la mina, basadas en la restauración progresiva y la recuperación de los antiguos cursos de agua como el del río Agrio, dando así continuidad al corredor verde del Guadiamar.