Desde 1983, cuando abrieron sus puertas por primera vez, Igluvan siempre ha intentado anticiparse a los continuos cambios que ha ido experimentando este sector. Esta evolución y adaptación a lo largo del tiempo ha sido posible gracias al soporte de los grandes fabricantes de vehículos. Marcas como Renault o Ford han ido de la mano de esta empresa y gracias a un trato directo y personal como el que ha mantenido Igluvan con ellas “todo es mucho más fácil”, reconoce su gerente, María del Carmen González. Y es que trabajar junto a estos grandes productores, “referentes del sector del transporte” garantiza estar a la vanguardia en innovación y desarrollo de nuevas formas de fabricación y trabajo.

En estos años de trayectoria la evolución que han experimentado ha sido acusada. En este sentido, señala su gerente que en esos primeros pasos “todo era mucho más artesanal”, desde los materiales hasta el procedimiento o el control de la transformación, “era todo muy básico” asegura. Sin embargo, a día de hoy, en Igluvan cuentan con unos sistemas de robotización de los más punteros en su sector que les permite sacar un producto “con unas calidades y exigencias acordes a los clientes con los que tratamos”. Por todo ello, González habla de una adaptación progresiva y continuada en el tiempo, “en la que no nos hemos precipitado, pero tampoco detenido”.

Pioneros en transformación industrial de vehículos
Cuatro décadas de historia dejan en la memoria muchos momentos especiales si bien, María del Carmen González, como la persona de más experiencia en Igluvan, destaca entre todos esos recuerdos uno del que se siente especialmente orgullosa y es, tal y como manifiesta, “que fuimos la primera empresa en transformar una Renault en isotermo, cuando aún ni estaba regulado por la legislación española ni los fabricantes de vehículos tenían siquiera un departamento de vehículos adaptados como todo ellos tienen ahora en la actualidad. Podría decirse que con nosotros empezó todo” afirma.

Pero, sin duda, si algo es reseñable para esta empresa son las personas que hay detrás, todo el factor humano que en Igluvan mantiene la esencia con la que surgió en 1983. “No quedan muchos de aquel grupo de valientes que iniciaron la andadura por aquellas fechas, pero la ilusión, la forma de trabajar, el conocimiento, todo ello, ha ido pasando de unos a otros hasta el día de hoy. Somos como una gran familia” apostilla su gerente.

Y aunque es complicado mantenerse en un sector donde la competencia y la clientela son cada vez más exigentes y donde el marco regulatorio está en continua reforma para adaptarse a los tiempos que corren, María del Carmen González lo tiene claro ante la pregunta de dónde se ve dentro de otros 40 años: “Esperamos estar, al menos, en el mismo sitio en el que estamos ahora, de ahí para arriba”.

El espíritu de esta empresa cordobesa se puede entender sabiendo que en cierta ocasión las naves industriales en la que operaban quedaron destruidas a causa de un incendio. En esta situación, tuvieron que volver a resurgir desde cero. “Lo logramos gracias a la confianza y fidelización de nuestros clientes que apostaron por nosotros cuando no teníamos nada” recuerda su gerente. Para Igluvan, en este 40 aniversario, el mejor premio y recompensa al trabajo realizado es el reconocimiento que recibe de fabricantes como Renault, Ford, Mercedes o Volkswagen. Esos que en 1983 les tendieron la mano y que aún hoy se la sostienen.