Por Antonio Fernández, delegado de Iberdrola en Andalucía
Cuando hablamos de transición energética, solemos pensar en electricidad, pero hay un aspecto menos visible y no por ello menos importante: el calor. Alrededor de la mitad de la energía que se consume en el mundo está vinculada a este uso, y la industria concentra buena parte de esa demanda. En Andalucía, donde nuestro tejido industrial crece en relevancia, contar con fuentes de energía estables y competitivas no es solo una necesidad, es una condición para seguir avanzando.
Estoy convencido de que las energías renovables tienen aquí un papel decisivo. Nuestra región dispone de recursos autóctonos -sol, agua y viento- que pueden transformarse en calor eficiente y limpio para la industria. Y el almacenamiento térmico es la tecnología que hace posible que esa energía esté disponible en todo momento, gestionando la intermitencia natural de las renovables y poniéndolas al servicio de las empresas cuando realmente las necesitan.
En todo esto, Andalucía parte con ventaja. El coste de la energía es más competitivo gracias a que disponemos de más horas de sol, lo que convierte a nuestra región en un territorio con un recurso renovable especialmente eficiente.
A ello se suma la capacidad tecnológica, ya que algunos de los principales especialistas en almacenamiento térmico son andaluces, como Inerco, Build to Zero o Kyoto. Y, además, contamos con un respaldo institucional relevante. Así, en la reciente Primera Convocatoria del IDAE para proyectos innovadores de almacenamiento energético, cofinanciada con fondos FEDER, de los 109 millones de euros disponibles para almacenamiento térmico, 61 se destinaron a Andalucía.
Estas condiciones favorables se traducen ya en realidades palpables. Un buen ejemplo es el proyecto que impulsamos junto a Inerco y Bayer. Un sistema pionero en España que transformará electricidad 100 % renovable en vapor para procesos industriales, con el respaldo del PERTE de descarbonización industrial. Se trata de un modelo replicable para otros sectores intensivos en consumo de calor y una muestra de que Andalucía puede liderar esta nueva etapa de la transición energética.
En definitiva, el almacenamiento térmico es estratégico para la industria andaluza y para la transición energética. Y ahí, nuestro compromiso es claro, colaborar con administraciones, empresas y el ecosistema innovador para que Andalucía disponga de soluciones que refuercen la competitividad de su industria y garanticen un suministro energético competitivo y estable.










