La inteligencia artificial (IA) está transformando los cimientos del tejido productivo. Lejos de ser una promesa futurista, hoy la IA ya está revolucionando los procesos empresariales gracias a su capacidad para automatizar tareas, analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real y anticipar decisiones con mayor precisión. Este avance no solo está optimizando la eficiencia operativa de grandes compañías, sino que está marcando el inicio de una nueva era para la mejora de la productividad en todos los sectores económicos.
El primer paso hacia esta transformación es el análisis previo a la implantación. Muchas organizaciones han comprendido que adoptar la IA no significa simplemente incorporar una herramienta, sino repensar sus procesos con una visión estratégica. El análisis de flujos de trabajo, la identificación de cuellos de botella y la evaluación de tareas repetitivas han permitido detectar áreas donde la automatización puede liberar tiempo y recursos humanos para labores de mayor valor añadido.
La posterior implantación de soluciones de IA (como asistentes virtuales, sistemas predictivos, chatbots, automatización de marketing o análisis de datos inteligentes) ha demostrado ser especialmente eficaz en áreas como atención al cliente, logística, finanzas o recursos humanos. Empresas que han sabido integrar estos sistemas han visto mejoras sustanciales: reducción de errores, aceleración de procesos, disminución de costes y un notable incremento de la productividad general.
Sin embargo, el gran reto de los próximos años está en el ecosistema de la pequeña y mediana empresa. Las pymes representan más del 95% del tejido empresarial en España y en buena parte de Europa, pero muchas aún ven la IA como una tecnología ajena o inaccesible. La falta de recursos, de personal especializado o de una hoja de ruta clara para la digitalización dificulta su adopción.
Es precisamente en este segmento donde se concentra el mayor potencial de transformación. Para las pymes, la IA puede significar un salto cualitativo: mejorar la competitividad, personalizar la relación con los clientes, optimizar la gestión de inventarios o anticipar tendencias del mercado. La clave está en democratizar el acceso a estas tecnologías, facilitar herramientas adaptadas a su escala y promover una cultura de innovación en la que la tecnología no sustituya, sino complemente al talento humano.
Será fundamental que los próximos planes de apoyo a la digitalización —como los programas públicos de ayudas y los fondos europeos— prioricen la capacitación, el acompañamiento técnico y el acceso a soluciones escalables de IA. El futuro de la productividad no se medirá solo en grandes cifras, sino, en cómo las pequeñas empresas consiguen adaptarse a un entorno cada vez más automatizado y orientado al dato.
En definitiva, el análisis y la implantación inteligente de la IA ya están demostrando su impacto positivo en los procesos empresariales. El verdadero desafío ahora es asegurar que esta revolución tecnológica también impulse a las pymes, haciéndolas más ágiles, resilientes y competitivas en un mercado global cada vez más exigente.
José Ignacio Ustaran
CEO de Core Networks