Córdoba es siempre una apuesta segura, por su oferta cultural, turística y gastronómica. Por eso, bien merece todas las visitas que sean necesarias. Pero Córdoba es mucho más que Mezquita-Catedral y puente romano. Otro de sus monumentos más importantes que a menudo pasa desapercibido para el visitante es el Alcázar de los Reyes Cristianos, fortaleza que cuenta además con unos bellos jardines que no defraudarán a los amantes de la naturaleza.
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De sólidos muros, el alcázar cordobés encierra gran parte de la evolución arquitectónica de Córdoba. Restos romanos y visigodos conviven con los de origen árabe en este majestuoso solar, ya que fue lugar predilecto de los distintos gobernantes de la ciudad. Cuando en 1236 Córdoba es conquistada por Fernando III el Santo, el edificio, que formaba parte del antiguo Palacio Califal, estaba totalmente asolado. Alfonso X el Sabio comienza su restauración, completada durante el reinado de Alfonso XI. A lo largo de la historia se le ha dado múltiples usos, como sede del Santo Oficio (Inquisición) o cárcel –en la primera mitad del siglo XIX–.
El visitante que por primera vez vislumbra esta fortaleza se sorprende ante una construcción casi rectangular con extensos muros de sillares pétreos y cuatro torres (la de Los Leones, la del Homenaje, la de La Inquisición y la de Las Palomas). Existen dos elementos bien diferenciados, castillo y jardines, a los cuales se accede por dos entradas, una de acceso al castillo desde la torre de los Leones, y otra por la ribera que nos adentra en los jardines.
En el edificio existen varios niveles, en el primero, hay dos patios con exóticas y bellas flores, hierbas aromáticas y frondosos árboles: el patio Morisco y el de las Mujeres. Las estancias y corredores se cierran con cúpulas góticas de piedra. En una de las galerías de acceso se exhibe un sarcófago pagano del primer cuarto del siglo III. En su frontal muestra un altorrelieve sobre una alegoría del paso de los difuntos hacia el más allá.
En la misma cota está el acceso a la escalera principal y el pasadizo de conexión entre el Alcázar y las Caballerizas Reales. En el siguiente nivel, se encuentra el salón de los Mosaicos en donde se exponen piezas procedentes del subsuelo de la Corredera, y la cumbre de la escalera principal actual. Bajo esta estancia se encuentran los baños, de inspiración árabe, divididos en tres salas abovedadas con tragaluces estrellados que se comunican con la caldera situada bajo la torre del Homenaje.
De los dos patios, el Mudéjar llama la atención por su belleza. Con enlosado en mármol, el murmullo del agua que corre por los canales y albercas refresca el ambiente y relaja al fatigado visitante.
A través del patio Morisco se da entrada a los jardines, distribuidos estos en tres terrazas. Se componen de gran variedad de vegetación, albercas y fuentes, el paseo de los reyes donde se reúnen algunas esculturas de monarcas, entre ellas, la de los Reyes Cristianos. Los extensos jardines dan muestra de la monumentalidad y esplendor de este alcázar cordobés.
Tras esta visita cultural, podemos seguir deleitándonos con los placeres cordobeses, en este caso, gastronómicos. Córdoba cuenta con una extensa oferta gastronómica de bares, gastrobares y restaurantes, pero también destaca por contar con dos restaurantes Estrella Michelin, como son:
• Choco: al frente del restaurante se encuentra el chef Kisko García, considerado uno de los jóvenes chefs de la Nueva Cocina Andaluza. Nació en Córdoba en 1978 y desde muy niño aprendió a desenvolverse entre fogones. Su cocina es una mezcla entre tradición y modernidad, entre la sencillez de los productos tradicionales y una técnica depurada.
• Noor: Noor es el proyecto que el chef Paco Morales presenta en su vuelta como cocinero a su ciudad natal. En Noor no solo palpita el día a día de la cocina andalusí de Paco, es un proyecto cultural del que forma parte el propio restaurante y, además, un espacio de i+D creativo.
Baños árabes
Los autores islámicos de la época suelen citar el número de baños públicos con que cuenta una ciudad para valorar su importancia. Resulta lógico, por tanto, que Córdoba, que fue durante largo tiempo la ciudad más importante y capital política de Al-Ándalus tuviera un mayor número de baños que otras ciudades andalusíes, llegando a contar con más de 600. La cronología de los cinco baños árabes mejor conservados en Córdoba abarca desde el siglo X al XIV.
Uno de ellos son los Baños del Alcázar Califal en el Campo de los Santos Mártires, descubiertos de forma accidental en 1903, que meses más tarde fueron soterrados. Entre 1961 y 1964, un grupo de historiadores cordobeses sacó a la luz dicha construcción, dejando constancia de la gran envergadura de la misma.
Estos baños o hammam, contiguos al desaparecido alcázar omeya, al cual con toda seguridad pertenecían, posiblemente fueran los más importantes de la ciudad. Las abluciones y limpieza corporal constituían una parte esencial en la vida del musulmán. Eran preceptivos de la oración, además de constituir un rito social.
Realizados bajo el califato de Alhakem II, forman un conjunto de estancias con muros de sillería. Se cierran con bóvedas (donde aparecen los característicos lucernarios de estrella), soportadas por arcos ultra semicirculares sobre capiteles y columnas de mármol.
Durante los siglos XI al XIII, fueron reutilizados por almorávides y almohades, prueba de ello son las yeserías talladas con motivos de ataurique y franjas epigráficas de la época que se guardan en el museo arqueológico.
Destacan también los Baños Árabes de Santa María. Situados en la calle Velázquez Bosco, muy cerca de la Mezquita Alhama, encontramos parte de unos baños árabes, posiblemente construidos durante la época mudéjar sobre un lavatorio del siglo X relacionado con la Gran Mezquita cordobesa. Actualmente, forman parte de una vivienda, siendo posible visitarlos. Los baños, de reducidas dimensiones, son muestra perfecta de este tipo de construcciones hispano-musulmanes. El actual vestíbulo fue en su día la sala de vestuario o reposo, bait al-máslaj, y daba paso a la sala de agua fría. Tras distintas intervenciones, hoy, la al bait al-bárid (sala fría), es un patio abierto.
Eliminadas la bóveda y el estanque aún permanecen las galerías originales con arquerías de herradura y capiteles de factura califas.
La sala caliente, al bait al-sajín, es de planta rectangular con bóveda de cañón y conserva los vanos que albergaron las pilas de agua caliente y fría. Desde esta sala se puede acceder a un aljibe elíptico situado a más de diez metros de profundidad.
Como un califa
Y tras visitar baños de la antigüedad, nada mejor que visitar y usar unos actuales, del siglo XXI, como los Baños Árabes Córdoba, para acabar nuestra visita turística por la ciudad de la Mezquita. Sus 500 m2 de solar hacen de estos baños unos de los más grandes de España y los más grandes de Córdoba.
El establecimiento donde están ubicados Baños Árabes Córdoba fue en sus inicios termas romanas, a inicios del siglo XV, fue el lugar donde se localizaron los conocidos como Baños de Juan Mendez, del que se conservan algunos sillares que formaban la piscina de agua fría. A lo largo de la historia, también fue posada y hoy han recuperado la vocación del establecimiento en baños árabes Córdoba para su disfrute.
Los baños cuentan con un Hammam, también conocido como baño turco o hamam. Es una modalidad de baño de vapor que incluye limpiar el cuerpo y relajarse. Han desempeñado un importante papel en las culturas del Medio Oriente como punto de reunión social, ritual de higiene y como elementos arquitectónicos. Los europeos los conocieron por sus contactos con los otomanos y en Europa Oriental fueron populares durante la Era Victoriana.
Los baños árabes actuales rememoran una época en la que el lujo de disfrutar de un baño de esta calidad, solamente estaba reservado a los governantes poderosos de la época. Durante la época de la reconquista de España se diferenciaba a los musulmanes convertidos al cristianismo (moriscos) por su pulcritud, pues ellos conservaban la costumbre del aseo personal.
Pudiera suceder que los baños nos dejaran en una situación de relax máximo que hiciera que nos faltaran ganas para retomar el camino de regreso a casa. En este caso, los mismos Baños Árabes de Córdoba cuentan con una hospedería que la harán sentir el encanto de dormir como un califa. En la planta alta de los baños, se encuentra el hostal, de manera que el visitante sólo debe ponerse el albornoz y bajar una planta hacia los baños. Más cómodo imposible. Aunque para hacer uso de los baños no hace falta estar alojado, es cierto que si desea vivir una experiencia plena, una estancia en la Hospedería Baños Árabes de Córdoba con disfrute de acceso ilimitado a los baños es un plan redondo.